“Desde
que nacemos estamos acompañados de un… una… ¿cómo decirlo? Creo que utilizaré
el término oficial, aunque no me guste: Esencia. Supongo que ya lo sabes,
puesto que tú también tienes una, pero me gustaría dejar claro qué se entiende
por “Esencia”.
A lo
largo de la historia se han dado muchos nombres a este fenómeno: Aura, hálito…Incluso
algunos han llegado a llamarlos Anemoi, en referencia a los dioses griegos del
viento. El primer documento en el que se da fe de este… fenómeno es en una
carta que Julio Cesar escribe a uno de sus generales. Después de este, no se
vuelve a encontrar ninguna referencia hasta más de mil ochocientos años
después, al final de la época victoriana. ¿Por qué? No se sabe. Bueno, en
realidad en los libros de Historia se dan varias explicaciones, pero no les
creo. La más admitida es que simplemente fuimos desarrollando esa capacidad y
que comenzó a manifestarse cuando se dio el momento idóneo en el siglo XIX
hasta la actualidad en la que prácticamente todo el mundo tiene una. Muy
oportuno. En fin, basta de historia.
Escribo esto porque espero estar equivocado. Verás se supone que las
esencias son como una parte más de nosotros mismos, como un músculo que podemos
mover o dejar quieto cuando queremos. Podemos darle la forma y el color que
queramos. Una pelota, un triángulo…con un poco de práctica puedes hacer cosas
más complejas como libros, aviones,
animales… Son habilidades que
vamos perfeccionando en el colegio. A mí me resulta muy complicado manejarla.
No es la primera vez que se dan casos así claro. Personas con esencias débiles
o con poca mano para esto. Sin embargo, si “razono” con mi aura, suele hacerme
caso y obtengo resultados por encima de la media. Es extraño, no hace falta
decirle a tu mano que coja un vaso y explicarle por qué quieres que lo coja, simplemente
lo coges y ya está.”
Aron
había quedado muy contento con lo que había escrito, no era muy claro, pero al
menos le serviría para no volverse loco creyendo que era producto de su mente.
Después de leerlo una vez más, dobló el papel dos veces sobre sí mismo y lo
guardó en uno de los libros de su pequeña librería. Su esencia se deslizaba por
sus hombros de forma similar a la de una raya en el océano. Lenta e hipnotizante.
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