viernes, 23 de enero de 2015

El Reto (II)



         Volvía a ser de noche en Bhuith. Las estrellas formaban de nuevo extrañas sombras entre los edificios. El niño del pelo revuelto había sido retado otra vez, pero ahora llevaba consigo una pulsera amarilla.

         Sus amigos le habían llamado gallina por volver con las manos vacías, pero no estaba enfadado. Ellos no lo comprendían. El niño continuaba andando entre las sombras. Al llegar, saltó la verja del jardín y entró por la misma ventana que la última vez. El olor a moho seguía estando ahí.
 El vestíbulo lo acogió en un oscuro abrazo mientras ascendía por las escaleras. Cuando llegó a la habitación de la Niña estaba vacía. El coletero descansaba sobre la misma silla que el día anterior. Sin dudarlo lo cogió y se dio la vuelta esperando escuchar su voz. Cosa que no ocurrió. ¿Lo habría soñado? Recordaba perfectamente tenerla enfrente.

           “¿Elba?” Su pregunta rompió el silencio de la habitación, que se recuperó con un leve crujir de madera. “¿Hola?” Pensativo dejó la pulsera amarilla que con tanto esmero había fabricado. Abandonó la habitación despacio, esperando a que en cualquier momento apareciera su translúcido rostro. Bajó la escalera del vestíbulo, escalón a escalón, hasta llegar a la puerta del almacén. El olor a moho le envolvió, lo ignoró y continuó andando hacia la ventana. A los pies de esta decidió colocarse el coletero a modo de pulsera, por si lo perdía escalando. Salió al jardín y escaló la valla, dejándose caer al otro lado.

             Mañana sería un héroe, pero la victoria le sabría amarga.

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